Las autoridades del país temen que la Gran Muralla perezca víctima del desarrollo industrial y del aumento de la contaminación, según ha divulgado la agencia oficial, Xinhua. Las tormentas de arena han sido siempre una constante en el gigante asiático. Sin embargo, la destrucción de las barreras naturales, como bosques o montañas, que servían de obstáculo natural al viento y absorbían parte de la arena, han contribuido a aumentar la potencia de los vientos. Pekín ha reconocido que las responsabilidades de este desastre son exclusivamente humanas. El empleo de “métodos muy agresivos de cultivos agrícolas” así como de peesticidas e insecticidas con una absoluta negligencia sobre los efectos de erosión y empobrecimiento del suelo fueron los primeros culpables. Además, la industrialización en las regiones septentrionales del pais ha concentrado producciones muy contaminantes como minas de carbón y siderurgia. El resultado ha sido la deforestación de una vasta zona entre la antigua Manchuria y Mongolia.
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