«La importancia de las dehesas radica principalmente en el aprovechamiento múltiple y sostenible de los recursos, junto con el valor económico que conllevan». Sin embargo, «la perpetuación de las dehesas andaluzas está seriamente amenazada si se sigue con la misma intensidad de aprovechamiento y no se actúa sobre las mismas realizando labores de restauración de arbolado, sobre todo en aquellas dehesas que actualmente están más envejecidas».

Esa es la opinión del grupo de expertos -técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y profesores de la Universidad de Sevilla, que han participado en la elaboración de un documentado trabajo: «Dehesas de Andalucía. Caracterización ambiental», editado por el departamento que dirige Fuensanta Coves.

«Estos ecosistemas -señalan los autores del libro- tienen especial relevancia por crear un paisaje diversificado, con una estructura que alterna diferentes elementos, creando así una mayor biodiversidad y una mejora y creación de hábitats de especies de flora y fauna, así como una estructura de prevención de incendios forestales. A estos valores también hay que añadir su contribución en el desarrollo rural».

Arbolado, pastizales, matorral y cultivos conviven en las dehesas, junto con las denominadas manchas o restos de bosques originarios. En Andalucía, las dehesas ocupan más de 1.200.000 hectáreas y se centran principalmente en las provincias de Huelva, Sevilla y Córdoba, norte de la provincia de Jaén y más al sur, en las sierras de Cádiz y en la serranía de Ronda, en Málaga.

La biodiversidad de estos territorios es espectacular. En las dehesas se pueden encontrar hasta sesenta especies de aves nidificantes, más de veinte de mamíferos y otras tantas de reptiles y anfibios. Pero la diversidad de la fauna es infinitamente menor a la existente en los pastizales de la dehesa, cuya biodiversidad sólo es comparable con área tropicales de la selva costarricense.

En el capítulo de los aprovechamientos se destaca en primer lugar el de la ganadería. «El aprovechamiento ganadero es el fin principal de las dehesas; es también su elemento esencial, el que ha configurado su particular paisaje, y aquél gracias al cual el sistema de mantiene», se indica en el texto.

Los tipos de ganado más frecuente son el porcino, el ovino, el bovino y el caprino, detectándose últimamente también explotaciones de ganadería ecológica. Para los autores, «el aprovechamiento ganadero de las dehesas ha sufrido cambios importantes en los últimos años. Estos cambios han conducido a la intensificación de muchas explotaciones, lo que supone, en última instancia, la adopción de un sistema más agresivo con el medio, traduciéndose en una degradación progresiva del suelo y de los pastos».

La caza es, sin duda, otro de los aprovechamientos tradicionales de las dehesas. Dentro de la modalidades de caza, es la menor la que más número de jornadas realiza al año, y sin embargo, es la caza mayor, la montería de ciervo y jabalí, la que genera mayores rentas económicas.

La obtención de leña, carbón, corcho, miel y la recolección de setas son actividades que se dan en las dehesas, donde también se han abierto nuevas vías de aprovechamiento, siendo el ecoturismo una de las más interesantes.