A lo largo de las presentaciones y discusiones tenidas en la sesión del Grupo de Trabajo ha quedado de manifiesto que el desarrollo rural incluye el desarrollo forestal, y que sin éste no se puede dar aquél. Cualquier solución que se tome debe abarcar tanto el mundo agrícola como el ganadero y el forestal.

La superficie forestal española es en cerca de un 70% de propiedad privada; por lo que debe corresponder a estos propietarios un papel importante en el desarrollo del sector.

En las zonas del país con la propiedad forestal muy dividida es preciso promover fórmulas de agrupación de propiedades para poder llevar una gestión forestal sostenible en aquellos lugares en los que actualmente no se gestiona.

El monte debe de ser rentable para sus propietarios, bien a través de la venta de sus productos, bien percibiendo de la sociedad compensaciones por los servicios que el monte presta.

Para asegurar un volumen de trabajo en el medio rural que suponga la posibilidad de fijar población en él, las inversiones deben cumplir al menos dos condiciones:
-Mantenimiento en el tiempo, de forma que se genere un empleo
estable.
-Salarios y condiciones sociales equiparables con los existentes en otros
trabajos en los medios rural y urbano.

Es necesario promover la instalación de industrias de transformación de los productos del monte en el medio rural; en especial las de primera transformación.
Es necesario dotar de infraestructuras al medio rural de forma que se equiparen las condiciones de vida de dicho medio con las del resto del país.