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Título:
Medio ambiente urbano y salud
Autor:
Jose Mª Ordoñez Iriarte [
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Vicepresidente
Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA)
Tipo:
Ponencia
Tema:
Residuos y Contaminación
Actividad:
MR-7 Riesgos ambientales para la salud.
Documentos:
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Resumen:
El mayor cambio cultural que ha conocido la humanidad, la revolución neolítica, ocurrió hace unos 10.000 años, al término de la glaciación Wurm. Tal vez su aparición fue menos un descubrimiento que una necesidad en tiempos de crisis. También se domesticaron una serie de animales. Gracias a la agricultura, aumenta la demografía y se limita el desplazamiento de los individuos dentro de un territorio: se crean los primeros asentamientos estables.
Si la primera revolución de las sociedades mixtas fue la incorporación de otras especies, el siguiente gran paso fue la caldera de vapor que dio paso a la revolución industrial. Las sociedades industriales cambiaron profundamente en relación a las agroganaderas. El siguiente salto, en el que nos encontramos ahora incursos, el protagonista del cambio es la información.
El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-HABITAT), ofrece una visión actualizada del estado de las ciudades en el mundo. Según los datos que manejan, más de la mitad de la población mundial vivirá en el año 2007 en ciudades. Sin embargo, ya hay un tercio de los habitantes de las ciudades (casi mil millones de personas) que viven en asentamientos precarios.
La población española se concentra en el 20 % del territorio. La estructura de crecimiento urbano se concentra en las zonas litorales y el centro de la península, con la región metropolitana de Madrid. En algunas provincias como Madrid, Valencia, Murcia y Navarra, la nueva ocupación del suelo de los años 90, alcanzan cifras que superan el 50 % del territorio ya urbanizado.
La población en la Comunidad de Madrid se concentra en torno a un núcleo central que constituye el Área Metropolitana. Rodeando este núcleo existe un segundo cinturón con menor densidad de población que el anterior, y por fin existen los tres vértices de la Comunidad, donde se ubican el medio rural.
El municipio de Madrid es un importante núcleo de actividad que constituye el centro de gravedad de esa densa Área Metropolitana, que genera intensos flujos de transporte de mercancías (agua, alimentos, energía,etc) y personas. De ello se derivan las principales fuentes de emisión de contaminantes que, para el caso concreto de la contaminación atmosférica son, por orden de importancia el tráfico, las calderas de calefacción y agua caliente, y en menor medida, la industria.
Si en los núcleos pequeños de población es necesario vigilar la provisión de agua potable, es imprescindible hacerlo en las ciudades, para evitar brotes epidémicos que, cuando se producen, pueden llegar a implicar a un número alto de personas. Quizá los más paradigmáticos hayan sido el brote de Cryptosporidium ocurrido en Milwaukee, Estados Unidos, en el que 403.000 vecinos se vieron afectados y el de Nueva York, en el que la contaminación del agua por Campylobacter jejuni y Escherichia coli 0157:H7, afectó a más de 100.000 personas.
En relación a la contaminación atmosférica, un incremento de 10 µg/m³ de SO2 24h provoca un aumento de la mortalidad general del 0,9%, con un intervalo de confianza del 95 % (0,3 a 1,4), siendo del 0,7% (0,2 a 1,3) para las PM10, y del 1% (0,6 a 1,5) para el NO2 24h. También el incremento de 1 mg/m³ de CO 8h se asocia a un aumento del 1,2% (0,5 a 1,9) y la máxima horaria de O3 con un incremento del 0,6% (0,2 a 0,9). Estos riesgos son de mayor magnitud en el caso de la mortalidad respiratoria y cardiovascular. La mayor asociación se establece con los valores medios de los contaminantes más que con los valores máximos horarios diarios y con los retardos inmediatos. Aunque la consistencia de la asociación es menor con los ingresos hospitalarios, el patrón no es muy diferente a lo que ocurre con la mortalidad, observándose una mayor relación con los ingresos por enfermedades cardiovasculares. Los niveles habituales de contaminación atmosférica que presenta Madrid, se asocian con un incremento del riesgo de mortalidad, tanto general como cardiovascular y respiratoria, así como con un incremento del número de ingresos hospitalarios especialmente los relacionados con patología cardiovascular. Estos resultados deberían ser tenidos en cuenta a la hora de implementar políticas de reducción de los niveles de inmisión de los contaminantes.
La salud ambiental de la infancia es un elemento fundamental del desarrollo sostenible. En general, los niños saludables se convertirán, al crecer, en adultos sanos y capaces. Invertir hoy en condiciones ambientales que protejan y mejoren la salud infantil reportará a la sociedad beneficios de largo plazo, en términos de una menor demanda de servicios sociales y de salud, y una mayor productividad en el futuro.
Si creamos un medio ambiente seguro y saludable para los niños -posiblemente el segmento más vulnerable y sensible de la población-, estaremos generando un entorno seguro y saludable para todos.
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