Motivación

Los desafíos a que se enfrenta la humanidad en torno al medio ambiente, tanto los globales como los locales, requieren un cambio profundo en los comportamientos personales. Los instrumentos de motivación “utilitarista” son muy importantes; los precios, las disuasiones fiscales, las previsiones de comodidad, etc. Pero No son suficientes, son también necesarios comportamientos nacidos de la profunda convicción de respeto al entorno, como una prescripción ética.

Dentro de esa perspectiva, las religiones presentan un valor especial: son catalizador de las grandes culturas de nuestro mundo global; conllevan largas tradiciones espirituales en las que se ha planteado la actitud del hombre hacia el entorno natural, como “creación del Ser Superior”; su dimensión ecológica abre una oportunidad en nuestros días a un sincero y decisivo diálogo entre religiones en torno al gran elemento tangible de la Creación divina, junto al ser humano, el mundo natural...Cuanto menos, es digno de considerarse como , a veces, el ser humano se “humaniza” más en contacto con el mundo natural que en contacto con sus semejantes. En todo caso merece reflexionarse acerca del poder de humanización profunda que se desencadena desde el amor de la criatura del sexto día, en terminología del Génesis bíblico, hacía la Creación de los cinco primeros días.

Más allá del servicio que la ecología puede ofrecer a la necesaria convivencia fraternal en la aldea global, la realidad multicultural de las “aldeas locales” de los países desarrollados hace del medio ambiente un valor propicio para el fortalecimiento de valores espirituales de fraternidad y mutua comprensión, a la vez que para el desarrollo de valores cívicos.

Algunos testimonios en nuestros días de este planteamiento los encontramos en:

- Los pronunciamientos de Juan Pablo II, buen montañero, con ocasión de sucesivos días mundiales del medio ambiente;
- Las declaraciones al respecto de Benedicto XVI al respecto este pasado verano;
- El programa del PNUMA “One World, One Faith”;
- La atención dedicada a esta dimensión por publicaciones de actualidad como “The Ecologist”;
- Las asambleas celebradas al respecto en Asís, Saint-Michael Malo, Katmandú,...;
- Las conferencias ecuménicas en las que se ha tratado de forma profunda la cuestión (Basilea, 1989);
- El apoyo determinado de la Iglesia Ortodoxa a la conservación de la Amazonia, a donde viajaron representantes suyos este pasado verano;
- La declaración Conferencia Nacional de Obispos de Brasil en 2003 alertando sobre los peligros de los transgénicos;
- La declaración de los obispos católicos ingleses del 2002 “pidiendo acción urgente para proteger nuestra casa terrena de más destrucción”;
- Las del Obispo Anglicano de Londres sugiriendo que volar innecesariamente o el uso de automóviles de gran consumo de combustible pueden ser nuevas formas de vivir en pecado (The Economist, 3 agosto 2006)