Los conflictos armados tienen su origen en una multiplicidad de factores económicos, sociales, culturales y políticos. Además de estas cuestiones, se reconoce cada vez más la importancia de los factores ambientales, entendidos de forma amplia como procesos de degradación del capital natural, tanto en las consecuencias como en las causas de los conflictos armados. Tanto es así que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha designado el 6 de noviembre como el Día Internacional de la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en tiempos de Guerra y Conflictos Armados.
Son múltiples las interrelaciones existentes entre los dos conceptos que articulan la actividad propuesta. Sin embargo, muchas de las reflexiones en torno a esta temática caerán en las categorías de causas y consecuencias ambientales de los conflictos. Por el lado de las causas, podrán abordarse cuestiones como los derechos de propiedad sobre los recursos naturales, la economía política de los conflictos o las interconexiones entre desarrollo, degradación ambiental y conflictos. Las consecuencias ambientales de los conflictos a tratar no serán sólo las directas (vertido de sustancias contaminantes al medio), sino también las derivadas (supeditación de las cuestiones ambientales a las políticas de reconstrucción y desarrollo). El análisis que se propone parte de la base de que la lucha por el control de los recursos es tan sólo una, y no siempre la más importante, de las múltiples causas que conducen al enfrentamiento armado. De igual manera, se interpreta que los conflictos bélicos son responsables de una serie larga de consecuencias negativas - siendo la pérdida de vidas humanas la más obvia e inmediata - para las sociedades que los sufren, entre las cuales se encuentran los impactos ambientales de la actividades militares. |