Si hay una cuestión medioambiental que logre polarizar a la opinión pública más que ninguna otra, ésta es sin duda la que tiene que ver con el uso de la energía nuclear. En la mesa redonda que abordó tal debate se pudo constatar la polarización existente en esta materia.

Así, mientras por un lado se reafirmaba la postura de poner una fecha de cierre a las centrales nucleares existentes en España apoyada por las propuestas en este sentido del Presidente del Gobierno, en el otro lado de la mesa se señalaba la necesidad de que estas instalaciones sigan en operación más allá de periodo que tienen aprobado dada su seguridad en el suministro eléctrico y su capacidad para evitar el aumento de las emisiones de CO2.

Ante la posibilidad de construcción de nuevas plantas nucleares, nuevamente surgió la discrepancia entre los reacios a seguir apostando por este tipo de energía y los que partidarios de su uso y de los ejemplos que en este sentido están adoptando países como Finlandia. En lo que sí coincidieron ambas partes fue en la necesidad de fomentar el uso de energías renovables, además de seguir incidiendo en el ahorro, la eficiencia energética y la gestión de la demanda energética.

Otro punto de debate fue el de los retos tecnológicos e industriales que plantea el uso de la energía nuclear. La visión de que no se invierte de forma adecuada en el mantenimiento de las centrales en uso se contrapuso a la de otra parte de la mesa que aportó datos sobre un mantenimiento adecuado. Y en cuanto al uso de esta energía como opción de futuro se ahondó en la idea del reto tecnológico que permitirá abandonar la tecnología del uranio enriquecido y el desafío de dar opción a tecnologías de amplia disponibilidad de materias primas en base a reactores de uranio natural o de torio.

La necesidad de transmutación en la gestión de residuos y la fusión como una opción lejana de aplicación dio paso a una crítica basada en una consideración que parte de la premisa de que en la Unión Europea, en general, y en España, en particular, se están destinando fuertes cantidades de recursos a la energía nuclear, mientras que al desarrollo de energías renovables se asignan partidas monetarias muy inferiores.