El cambio climático es uno de los retos más importantes al que se enfrentan los países en el siglo XXI. En diciembre de 1997, 160 países adoptaron el Protocolo de Kyoto en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en respuesta a esta problemática global. Este protocolo establece para los países desarrollados y con economías en transición de mercado (Anexo I) la consecución de unos objetivos de reducción y limitación de emisiones de gases de efecto invernadero.

Un elemento fundamental a la hora de lograr esos objetivos está formado por los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), enmarcados bajo los Mecanismos de Flexibilidad. Además, Kyoto establece un precio sobre el carbono que permitirá facilitar el cumplimiento de países con economías industrializadas a través de la adquisición de reducción de emisiones procedentes de una serie de instrumentos entre los que se encuentra el comercio de emisiones que tiene por objeto la reducción de emisiones procedentes de MDL.

Así pues, los MDL son los instrumentos que tienen un mayor impacto en términos de cambio de modelo de desarrollo en aquellos países con economías en rápido crecimiento. Los MDL permiten la inversión de un país de Anexo I en proyectos de reducción de emisiones o fijación de carbono en un país no perteneciente al Anexo I a cambio de recibir los créditos del proyecto.

De ahí que los MDL favorezcan la cooperación internacional y el cambio del modelo de desarrollo, permitan mejorar notablemente la información sobre las emisiones a nivel fuente y posibiliten trabajar sobre un modelo de desarrollo en función del tipo de proyectos que se elija, lo que asegura un impacto muchos más inmediato y favorable para la población local.