¿Cuáles son las consecuencias de la situación demográfica de España en el desarrollo sostenible? A esta pregunta se dio respuesta en una reflexión en la que se partió de la situación paradójica de la ocupación actual del territorio peninsular: un 95% es rural y lo habita sólo el 28% de la población. Dato que choca con la edificación masiva en las zonas metropolitanas y costeras, que ha originado el deterioro del ecosistema de estos lugares.

Ante tal contradicción, los participantes también incidieron en el hecho de que si la edificación masiva plantea graves problemas de sostenibilidad, la ausencia de población también tiene visos de insostenibilidad. Por ejemplo, al no haber población suficiente, no se invierte en el cuidado, limpieza y mantenimiento de los bosques, lo que favorece la proliferación de incendios.

¿Qué soluciones se pueden plantear para dar respuesta a la situación actual? En primer lugar, los ayuntamientos y los grupos de acción local deberían poner en marcha un Plan de Desarrollo Rural, y para ello necesitan el apoyo económico de las Administraciones Públicas.

La segunda medida pasa por articular una política de ordenación del territorio que acabe con la idea del “todo urbanizable”, que ha supuesto la fragmentación de los espacios naturales, la degradación del paisaje y la destrucción de los espacios agrícolas. Por eso, se hace más necesario que nunca un consenso político que atienda a nuevos criterios en la elaboración de planes urbanísticos preservando el ecosistema. Ahí, la evaluación ambiental cobra un papel crucial.

Por último, la gestión de los espacios protegidos deben convertirse en motivos de desarrollo. A fin de cuentas, estos espacios son el principal factor de desarrollo de muchas que tienen las comarcas que en ellos se asientan.