El desarrollo de nuestro país en las últimas décadas está íntimamente ligado al desarrollo de las infraestructuras en todas sus áreas. Ante una situación de partida deficitaria en relación con los países de nuestro entorno y gracias a las ayudas económicas propiciadas por la UE, España ha abordado un período de construcción de infraestructuras como nunca en su historia: la urbanización de nuevos territorios, el despliegue de autovías o de las líneas de alta velocidad en ferrocarril, la ampliación de puertos y aeropuertos, las infraestructuras ligadas al sector de la energía, la salud, el tratamiento de residuos, etc.

¿Es posible que este proceso se pueda hacer de una forma sostenible? Quizá para responder a esta pregunta primero debemos plantear qué entendemos por sostenibilidad, cuáles son los retos de sostenibilidad que aplicamos a la hora de planificar y de desarrollar las infraestructuras en nuestro país.

Estas cuestiones se plantearon en CONAMA 8 a un grupo de responsables directos del desarrollo de diversos tipos de infraestructuras en diferentes ámbitos; desde las empresas públicas estatales como REE, Puertos del Estado, AENA y ADIF, a las administraciones autonómicas y locales, con especial mención a dos de las grandes empresas encargadas de la construcción de las infraestructuras.

En general, todos los participantes insistieron en que las infraestructuras no pueden ser un fin por sí mismas, sino un medio para lograr transformaciones territoriales y sociales, y que serán los modelos de territorio y de sociedad que decidamos los que moldeen el tipo de desarrollo de infraestructuras que vamos a necesitar.

Esta compleja tarea sólo es posible plantearla desde la multidisciplinariedad, el diálogo y la participación. Y hoy por hoy existe un déficit importante en esta materia, muy relacionado, por otro lado, con la dificultad de creación de verdaderos espacios de participación ciudadana y con la percepción pública de las infraestructuras, requeridas por muchos, pero rechazadas en general por quienes las tienen cerca. En este sentido, los representantes locales ponían de manifiesto otra variable más del problema: la coordinación administrativa y de competencias.

Además de la planificación con criterios de sostenibilidad y la puesta en marcha de verdaderos procesos de participación, otro reto de las infraestructuras se centra en mejorar los procesos de construcción optimizando la eficiencia en el uso de los recursos –energía, agua, materiales- y minimizando la contaminación producida. En este sentido, los participantes destacaron la importancia de la innovación tecnológica en el sector.

En definitiva, se trata de ir transformando nuestro desarrollo basado en “cada vez más” para convertirlo en “cada vez mejor”, lo que favorece una imagen positiva del país y de sus gobernantes y contribuye a la formación de un capital humano que es el auténtico capital que atesora un país. Como concluyeron al unísono dos de los ponentes, “Sostenibilidad no es no hacer nada, es hacerlo de otra forma”. Encontrar la fórmula es el verdadero reto del desarrollo.