En esta reflexión los participantes coincidieron en apuntar una cuestión clave para la pervivencia de los espacios protegidos: el mantenimiento de estas zonas supone la aplicación de diversas restricciones en las actividades que se pueden realizar en ellas y, dado que han sido declaradas como bien común de la Unión Europea (UE), deberían dedicarse fondos europeos para tal fin.
Planes de desarrollo y eje de conservación de la naturaleza deben ir de la mano para convertirse en una solución para el desarrollo real de zonas que forman parte de los espacios naturales protegidos o que están incluidos en la Red Natura 2000. Y una cuestión que no conviene pasar por alto es la compensación de aquellas zonas que son vitales para la conservación de la naturaleza y que este hecho les impide un desarrollo socioeconómico.
Además de las ayudas por parte de la UE y otra serie de fondos públicos de financiación, otra propuesta se basa en medidas complementarias como la “fiscalidad verde” y la financiación privada. Y volviendo a resaltar lo fundamental de una mayor solidaridad por parte de la UE, una frase pronunciada en esta reflexión puede ilustrar la misma a modo de conclusión: “La conservación sin financiación es conversación”.
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