Con el reconocimiento del alto valor ambiental del agua, incluida su repercusión en las tarifas, partió esta jornada técnica, en la que se recalcó la necesidad de implantar progresivamente nuevas tecnologías como la reutilización o la desalinización. Para ello, se antepuso siempre la consideración del largo plazo como criterio de decisión.
Debido a la disponibilidad limitada de los recursos se ahondó en la importancia de adoptar un enfoque global que lleve al desarrollo de un Plan de Gestión. Éste debe abarcar el ciclo integral del agua para ofrecer un servicio de calidad, a un precio justo, basado en la utilización de los recursos que implique el menor impacto en el medioambiente.
Los participantes en la jornada también coincidieron en la idea de que más que hablar de ahorro se debería incidir en la eficacia como forma de gestionar sosteniblemente el agua. Por eso, hay que tener en cuenta que sin una sostenibilidad económica no se puede alcanzar una sostenibilidad ambiental. De ahí que el aprovechamiento de todas las alternativas posibles sean bienvenidas. La reutilización de las aguas usadas y la recarga artificial de los acuíferos fueron dos alternativas propuestas.
Por otra parte, los nuevos retos planteados exigen innovación y ésta a su vez precisa inversión pública y privada. Es decir, la innovación en la gestión integral del agua debe ser atractiva para los inversores.
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