Siglo y medio de ecología en España
15/11/2007 - ABC.es
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Francisco Bernís y José Antonio Valverde durante su expedición ornitológica a Doñana en  Un tronco fósil marca el inicio del recorrido. Y es que el árbol, símbolo de la alianza de los humanos con la Naturaleza, es también la metáfora de la evolución de la vida. Por eso, justo al lado y en lugar privilegiado, se exhibe la primera edición española del Origen de las Especies de Charles Darwin, rescatada para la ocasión de la Biblioteca Nacional. Y la ocasión no es otra que la inauguración ayer en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de la exposición «150 años de Ecología en España. Ciencia para una tierra frágil» que, a iniciativa de la Fundación Santander, muestra al público el pasado y el presente de la ecología de nuestro país.


Y fue precisamente la visión evolucionista, defendida por Darwin, la que permitió la expansión de una nueva ciencia, la ecología. Aunque el nombre se lo dió otro evolucionista, el alemán Ernst Haeckel, hace 150 años, cuya obra «Kunstformen der Natur» (formas artísticas de la Naturaleza), con cien láminas primorosamente ilustradas -su imagen de las medusas es una maravilla de formas y color-, también se exhibe en la muestra.


Conocer y concienciar

 

Pero más allá de ilustres extranjeros, España tiene muchos nombres propios en este camino por la ecología. Lucas Mallada, José Cuatrecasas, Ramón Margalef -el primer catedrático de Ecología que tuvo nuestro país-, Francisco Bernís, José Antonio Valverde, Eduardo Hernández Pacheco y, más recientemente, Fernando González Bernáldez, son «algunos de los que se esforzaron en el pasado por conocer y concienciar», según Alfonso Navas, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales.


Guiados por el devenir de la propia naturaleza, y también por el comisario de la muestra, Santos Casado, entramos en «las leyes de la espesura» con el nacimiento de la idea de defensa de los bosques. Fueron los ingenieros de montes los que primero mostraron su preocupación a mediados del siglo XIX haciendo mapas de vegetación en sus reconocimientos forestales. Fueron los pioneros en «transmitir el amor por el árbol» a la sociedad, testigo que recogió el monarca Alfonso XII, al que una fotografía nos muestra plantando un árbol en la inauguración del Parque Nacional de Covadonga en 1918. «Probablemente -dice Casado- una de las primeras manifestaciones del carácter ritual del ecologismo». Aunque la voz ya la había dado en 1890 Lucas Mallada en «Los males de la Patria»: «el triste espectáculo de los incendios todos los veranos».


Pero otro mal de la Patria, la guerra, interrumpió todos estos esfuerzos de protección de los montes y paisajes. La muestra está -y es también una de las «joyas» de esta exposición- en el primer mapa de suelos, de Emilio Huguet del Villar, que tuvo que ser publicado en Londres en 1937 por culpa de la contienda civil.


Primeros mapas de vegetación


Un destacado merecen también los Bosquejos dasográficos de Oviedo y Santander -los primeros mapas modernos de vegetación en España-, publicados en 1862 por la Junta Central de Estadística y firmados por García Martino, ingeniero de la primera promoción. En estos mapas se complementaba la base cartográfica con informaciones de tipo botánico y estadístico.


Ya empezaba a despuntar «la idea de formación del paisaje», explica Casado, y de la naturaleza como un todo, tal y como había propuesto en 1885 Joaquín María Castellarnau. Pero quien realmente empujó la introducción de la ecología vegetal en nuestro país fue José Cuatrecasas. Algunas fotografías «con sabor añejo», apunta Santos Casado, de este botánico representan «el mérito y sacrificio personal» de su labor investigadora.


De los bosques a nuestros ríos, lagos y humedales («Islas de agua en un mar de tierra», en el lenguaje de esta exposición. Y aquí el nombre ineludible es el de Ramón Margalef y sus estudios de limnología, de los que podemos ver algunos ejemplares. También al medio acuático está dedicada el área «La promesa de lo invisible», donde se hace patente la preocupación, si bien a partir de principios del siglo XX, por la costa española y la pesca.


«Los aliados de la Tierra» recoge los grandes nombres de la protección del medio ambiente, como José Antonio Valverde y Francisco Bernís, por sus campañas para la salvación de paisajes como Doñana. Aquí destacan las primeras guías de los Sitios Naturales de Interés Natural, de Eduardo Hernández Pacheco, con su primer número dedicado a la Sierra de Guadarrama. Muchos de los lugares recogidos en los números posteriores de estas guías ya son parque nacional, Guadarrama no. Un detalle que revela que el camino iniciado por estos pioneros de la ecología debe seguir andándose.