MADRID.- La extinción de una especie causa un impacto biológico tan importante que provoca otras extinciones en cascada en su medio y entre las más próximas genéticamente, según una investigación realizada por un equipo de la Estación Biológica de Doñana (EBD), un centro dependiente del CSIC, que hoy publica la revista 'Nature'. "Hasta ahora, cuando se extinguía una especie sólo se consideraba el hecho de forma individual. Sin embargo, la interrelación con las demás especies conforma una compleja red de biodiversidad que se ve afectada por la pérdida, como si fueran las fichas de un dominó", explicó a EL MUNDO Jordi Bascompte, coordinador del estudio. El fenómeno de las "coextinciones" provoca una reducción taxonómica de las especies emparentadas filogenéticamente más rápida de lo que hasta ahora se consideraba, según el estudio. Bascompte, que acaba de recibir el premio George Mercer de la Ecological Society of America por el mejor artículo de ecología de un investigador menor de 40 años, ilustra la extinción en cascada con un ejemplo: "No es lo mismo que se extingan 10 especies de forma aleatoria, a que se extingan 10 especies del mismo género, y desaparezca, por lo tanto, un género entero de especies emparentadas". Y añade: "No es lo mismo que desaparezcan distintas hojas del árbol de la vida, a que todas estén en la misma rama, porque entonces lo que se pierde es la rama". Para llegar a conocer qué impactos hay cuando una especie se extingue, este teórico de la ecología propone introducir en un ordenador la base de datos sobre las especies, todo lo que se conoce del proceso evolutivo y la implicación de ello en el conjunto. "Esto permite hacer simulaciones donde se ve el conjunto de la red, y cuántas y cuáles son las especies implicadas", añade Bascompte. La ecología de ordenador, como se ha venido en llamar la especialidad del equipo de Bascompte ha estudiado la interpendencia de esas redes y del beneficio mutuo que se puede dar entre plantas y animales, a lo que han denominado "arquitectura de la biodiversidad". "Conocer esa estructura permite predecir la pérdida de biodiversidad que sigue a la extinción de una especie", concluye el estudio.
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