La generación 'Prestige'
19/11/2007 - ELMUNDO.es
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Miles de niños aprendieron en 2002 a hacer frente a una catástrofe. Cada uno hacía lo que podía en el colegio y acudía a las manifestaciones con sus padres

Lloviendo a mares, con un frío que pelaba y de la mano de su padres, miles de niños gallegos aprendieron a hacer frente a una catástrofe y, cinco años después, en la adolescencia, reconocen que mereció la pena rebelarse contra la indefensión del mar. Son la generación Prestige.

 

Contagiados por la efervescencia social que surgió en Galicia, alumnos de quinto curso de primaria de Carnota, algunos viendo entrar el chapapote en la playa desde las ventanas de sus casas, organizaron su primera protesta frente al Ayuntamiento, un acto infantil que les quedó grabada en la retina, con pancartas hechas por ellos mismos.

 

Ahora, aquellos niños estudian en el Instituto Lamas de Castelo, desde donde uno de ellos, Chindo, recuerda el motivo de su primera manifestación. "Todos sufríamos mucho y todo era un desconcierto", incluida la llegada a este pueblo pequeño y tranquilo de miles de voluntarios "que ayudaron muchísimo".

 

"Fui a toda cuanta manifestación había", ríe Antón, que recorrió con su familia las grandes protestas contra la gestión de la crisis, incluida "la de los paraguas", la más numerosa que se recordaba en Galicia, donde casi 200.000 personas gritaron "Nunca máis" bajo la lluvia en Santiago.

 

En la casa de Antón durmieron grupos de voluntarios, que llamaron la atención de Iria, muy inquieta en aquel momento al ver que el negro teñía las playas, máxime porque tiene tíos mariscadores y marineros en Lira, que "tuvieron que trabajar mucho para limpiar" el fuel. La familia de otro de los compañeros de instituto, José, limpiaba las playas cuando salía de trabajar. El, que tenía 10 años, llegó a ayudar repartiendo botas y material para limpiar las playas. Cada uno hacía lo que podía en el colegio, como entregar en un bar un cormorán manchado para que lo recogiese una asociación ecologista.

 

La 'marea negra' en la puerta de casa


"Fue algo muy trágico para mi familia", recuerda Hugo, porque su padre es empleado de la piscifactoría de Lira y tuvo que evitar que entrase el chapapote en la factoría. La mayoría de ellos participaron en una u otra protesta, como una cadena humana en Muxía donde pintaron sus manos de blanco, o en la colocación de cruces en la playa de O Pindo. Hugo, a quien la marea negra llegó "casi" a la puerta de su casa, cree que los políticos "no hicieron nada" y tiene ahora claro que aquello "fue una locura, un caos total".

 

A Mauro le llegó la marea negra "a la puerta de casa", ante la indignación de su abuela mariscadora, a la que afectaba mucho la catástrofe porque "siempre vivió del mar, tenía mucho cariño al mar y le parecía muy mal cómo lo estaban haciendo".

 

"Alucinabamos con lo que veíamos", señala Aitana, que dice que aquellos días su familia vivía pegada a radios y televisores, con un pueblo revolucionado que se volcaba en la atención a los voluntarios, hasta con ollas enteras de chocolate que la abuela de uno de ellos hizo para calentar a los que hacían frente a la marea negra con sus manos.

 

Jose, que tiene el buen recuerdo de la "mucha colaboración" de la gente en la limpieza de las playas, sonríe cuando recuerda que tenían 10 años cuando salieron a protestar y, a esa edad, "no se nos iba a hacer mucho caso".

 

Sin embargo, con cinco años más, considera que algo había que hacer. Estuvo bien protestar "por lo menos para hacerse notar, porque la playa es el medio de vida de mucha gente y había que decir que aquello nunca máis debería pasar".