La central nuclear de Brunsbüttel, en el norte de Alemania, una de las dos plantas averiadas hace tres días, volvió a ser conectada ayer, en medio de fuertes críticas. Asimismo, la central de Krümmel, cerca de Hamburgo, permanece desconectada desde el jueves, cuando se registró un incendio en uno de los transformadores eléctricos. Hoy, la planta será revisada después de que durante el pasado fin de semana los bomberos intentaran rebajar la temperatura del transformador.

Este domingo un centenar de personas se congregaron frente a Krümmel para exigir su desmantelamiento. En lo que respecta a Brunsbüttel, donde se produjo el cortacircuito que provocó la desconexión automática de la central, la ministra Gitta Trauernicht, responsable de seguridad nuclear en la región de Schleswig-Hostein, decidió ayer su puesta en marcha. Una decisión que ha sido criticada por la organización ecologista Greenpeace, que considera que no ha habido tiempo suficiente para averiguar las causas. "Se dan las condiciones de seguridad para conectar la central de Brunsbüttel y no hay impedimentos jurídicos. No así la de Krümmel, que seguirá sin funcionar", respondió Trauernicht. Esta central, que entró en funcionamiento en 1984, ha tenido ya 15 incidentes en los últimos años. Grandes columnas de humo negro se alzaron el jueves sobre la central que genera el 30% de la electricidad que se consume en la región federal de Schleswig-Holstein, y sembró la consiguiente alarma