"Reducir las emisiones no será barato"
22/01/2008 - ELPAIS.com
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ENTREVISTA: La lucha contra el cambio climático GÜNTER VERHEUGEN Comisario europeo de Empresa e Industria

En vísperas de que la Comisión Europea presente su propuesta contra el calentamiento global, su responsable industrial trata de apaciguar a las empresas, que alertan del riesgo de una gran pérdida de empleo.

 

Antes de que la Comisión Europea presente mañana el gran paquete legislativo que obligará a los Estados miembros a reducir en un 20% sus emisiones de gases contaminantes para 2020, uno de los pesos pesados del Ejecutivo comunitario, el vicepresidente y responsable europeo de Industria, Günter Verheugen, advierte de que alcanzar estos compromisos "va a costar dinero; no va a ser barato". Pero también cree que las empresas deben actuar cuanto antes. "Los primeros que innoven tendrán ventajas competitivas y podrán vender la tecnología en el mundo entero", dice. "La lucha contra el cambio climático es una oportunidad económica".


En una entrevista con EL PAÍS y el diario Le Monde en su despacho de Bruselas, Verheugen derrocha un convencimiento más que necesario ante el aluvión de críticas que las propuestas legislativas que se presentarán mañana han despertado en las filas empresariales y entre los Veintisiete. Pero también, la voz más crítica de la Comisión Europea con las iniciativas me-dioambientales deja claro que si Bruselas aprieta en exceso las tuercas a las empresas, acabarán por trasladar buena parte de su producción a países con leyes ambientales más laxas. "Eso supondrá más contaminación en el planeta y pérdida de empleos en Europa".

 

Fue en marzo de 2007 cuando los jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron a cumplir en la era pos-Kioto (a partir de 2012) ambiciosos objetivos de reducción de dióxido de carbono y de inversión en energías renovables y biocombustibles. Acompañaba el optimismo económico. Un año después, el efecto dominó de la crisis de las hipotecas estadounidense y el riesgo de recesión en el país, la subida del precio del petróleo y de los alimentos auguran tiempos poco dados a los sacrificios.

 

Mientras el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, llama al orden a los socios europeos y les recuerda que tienen que cumplir y aceptar el reparto de emisiones y renovables, Verheugen centra sus esfuerzos en defender los intereses de los empresarios, que llevan semanas poniendo el grito en el cielo porque según ellos, las nuevas reglas ambientales minarán su competitividad frente a países como China e India, exentos de reducir emisiones según los acuerdos internacionales. El último disparo lo ha protagonizado la European Round Table for Industrialists, que agrupa a 50 grandes empresas europeas en una carta enviada a Verheugen. "El sistema de comercio de CO2 tiene que estar diseñado de manera que no suponga una pérdida de capital para la industria sobre la que se aplica. Cualquier pérdida de capital supondría una desaceleración de la inversión necesaria en tecnologías eficientes y sería perjudicial a largo plazo para el medio ambiente", dice la misiva que firman los presidentes de Shell y British Airways.

 

La protesta de la ERT se suma a la de la patronal alemana, que ha alertado de la pérdida de un millón de empleos de salir adelante la propuesta de Bruselas; de la patronal europea, que también teme la pérdida de competitividad de la Unión en el mercado global y de asociaciones empresariales españolas, incluidas las que representan a la siderurgia, el petróleo o el cemento.

 

Verheugen trata, por un lado, de que las preocupaciones empresariales se tengan en cuenta en el texto definitivo que verá la luz mañana. Y, por otro, de convencer a la industria de que invertir en tecnologías limpias "lejos de perjudicar el crecimiento económico puede convertirse en una oportunidad". En todo caso, también les da en parte la razón y adopta su retórica al azuzar el miedo a las fugas masivas de empresas, fruto de aplicarse políticas ambientales exigentes. "No tiene sentido fomentar el traslado al exterior de la industria de alto consumo energético. No tiene sentido que se vayan fuera de Europa porque no sólo exportaremos contaminación, sino que además importaremos desempleo".

"No podemos olvidar que nuestro objetivo es construir una Europa más competitiva y mantener el modo de vida que tenemos. Europa tiene que ganar la batalla de la competitividad y la Comisión no va a arriesgar los puestos de trabajo europeos". Por eso pide Verheugen para la industria de alto consumo energético un trato favorable. "Hay que ofrecerles condiciones claras y trato especial".

 

En concreto solicita que empresas productoras de aluminio o acero reciban gratis gran parte de los permisos para emitir CO2 que, según el nuevo sistema de comercio de emisiones, deben salir a subasta.

 

Hace semanas que las empresas hacen despachos en la Comisión para obtener la mayor parte de esos permisos gratis. Fuentes comunitarias explicaron ayer que, de momento, se eximirá de la subasta a ciertos sectores y que, en cualquier caso, en 2011 Bruselas estudiará el impacto económico que tendría obligar a las empresas de alto consumo energético a pagar por los derechos de emisión, una vez que la comunidad internacional haya firmado un acuerdo que suceda a Kioto, y se sepa si otros países impondrán también restricciones a sus empresas.


La sombra del proteccionismo


Günter Verheugen, la voz de los empresarios en la Comisión Europea, destierra la idea del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de gravar las importaciones procedentes de países que no respeten los compromisos ambientales. Cuenta Verheugen que son los propios Estados miembros los que se oponen "porque países como Alemania y Reino Unido no quieren que los productos de sus empresas instaladas en China o en India se vean afectados".

 

Imponer tarifas a productos que no sean "limpios" ha sido una idea que Bruselas ha barajado para que los empresarios europeos no estén en desventaja frente a los de otras naciones, aunque de momento esta iniciativa no verá la luz. Ayer mismo, la representante de Comercio estadounidense, Susan Schwab, y su homólogo europeo, Peter Mandelson, alertaron del riesgo de que las ambiciones ambientales se conviertan "en una excusa" para políticas comerciales proteccionistas. "Estamos consternados ante propuestas donde el medio ambiente se utiliza como excusa para cerrar los mercados", dijo Schwab.