La Generalitat anuncia que, si no llueve antes, Barcelona beberá el agua de Almería en junio
18/01/2008 - ABC.es
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Los buques cisterna llegarán al puerto de Barcelona, que deberá adaptar sus actuales instalaciones

El suministro doméstico de agua está garantizado en Cataluña hasta junio aunque no caiga ni una gota de lluvia. Francesc Baltasar, consejero de Medio Ambiente y Vivienda, afirmó ayer que gracias a las medidas paliativas que se han tomado y a las obras en curso o a punto de comenzar se han podido alejar los cortes de agua tres meses con respecto a las previsiones iniciales. La fase de emergencia en el sistema Ter-Llobregat, que abastece las áreas metropolitanas de Barcelona y Gerona, habría comenzado en marzo.


Si persiste la extrema sequía -«y como último recurso», según Baltasar-, buques cisterna transportarían agua desde otros puntos como la desaladora de Carboneras (Almería). Aunque eso no ocurriría hasta primeros de mayo, los puertos de Carboneras, Barcelona y Tarragona se preparan ya para esa contingencia con las infraestructuras de conexión necesarias. El coste de estas obras corre a cargo del Gobierno y de la Generalitat, respectivamente, y no repercutirá en los usuarios.


En este momento, todas las cuencas están en fase de excepcionalidad 1, excepto la del Muga, donde la sequía es más intensa y se encuentra en nivel 2. La situación de los pantanos se corresponde con las previsiones más pesimistas. Las lluvias de principios de mes no han tenido repercusión en las reservas y los pronósticos no auguran precipitaciones significativas a corto plazo.


La nieve, última esperanza


El consejero Baltasar mostró una cierta esperanza en la nieve. La superficie es ahora muy superior a la existente durante el período 2000-07. A 4 de enero, el volumen estimado de agua en forma de nieve en las zonas de montaña era de 230 hectómetros cúbicos, «aunque no se sabe qué parte de ella se convertirá en agua».


La Generalitat ha invertido alrededor de 100 millones en medidas para atenuar los efectos de la sequía, que han consistido sobre todo en la recuperación de pozos y acuíferos en desuso, la reducción de dotaciones o la reutilización. Francesc Baltasar desgranó estas actuaciones. Más parco fue a la hora de aclarar el asunto del transporte de agua en barcos, prudencia que justificó en que implica a muchas partes.


Ni el responsable de Medio Ambiente ni el director de la Agencia Catalana del Agua, Manuel Hernández, que le acompañaba, quisieron concretar de qué puntos puede proceder el agua. «De diversos orígenes del arco mediterráneo», es la expresión que la Generalitat emplea para no dar nombres. La intención primera es aprovechar las posibilidades internas antes de echar mano fuera.


Por lo que se conoce, la desaladora de Carboneras parece la opción más madura. A falta de la firma del convenio, existe acuerdo entre la Junta de Andalucía y la Generalitat, y el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente. Cristina Narbona, titular de este departamento, anunció anteayer que el Ejecutivo ha aprobado una partida de diez millones para hacer obras que permitan trasladar el agua desde la desaladora de Carboneras hasta el puerto de esa localidad, del que saldrían los barcos hacia Cataluña.


En este momento, y en tanto se completa la red de tuberías en la provincia de Almería, sólo se aprovecha un 20 por ciento del agua de la planta. En cualquier caso, los barcos no llegarían al puerto de Barcelona hasta mayo, y puesto que el agua está ya tratada podría inyectarse en la red de suministro directamente. El consejero Baltasar agradeció la «generosidad» de Andalucía.


También desde Tarragona


Otra procedencia posible es Tarragona, aunque tanto Francesc Baltasar como Manuel Hernández recalcaron que en ningún caso sería agua del Ebro, sino excedente de pozos. Si el agua fuera cruda, es decir sin tratar, se trasladaría hasta la planta de tratamiento de Sant Joan Despí (Barcelona).


En cuanto a la posibilidad de trasvasar agua del Ródano, las palabras del consejero de Medio Ambiente no parecen dejar lugar a dudas: «Estaríamos en manos de otros; habría que negociar con una sociedad público-privada; serían necesarios 400 kilómetros de redes, seis años de obras y 1.300 millones. Además hay muchos ejemplos de negociaciones problemáticas con Francia».


Francesc Baltasar calificó de «miserable» el uso político de la sequía. Unas horas después, CiU y PPC volvían a referirse a la traída de agua en barcos, que juzgan a su vez de «electoralista» y «esperpéntica». Para Alberto Fernández, líder del PPC, «el agua desalada no es la mejor solución porque el proceso de tratamiento es costoso, lo que supondrá un incremento de la tarifa del agua». Ramon Espadaler, diputado de CiU y ex consejero de Medio Ambiente, cree que «lo único que preocupa al tripartito es evitar las restricciones en plena campaña electoral».